Ebrio de trementina y largos besos, estival, el velero de las rocas dirijo, torcido hacia la muerte del delgado día, cimentado en el sólido frenesí marino.
Pálido y amarrado a mi alma devorante cruzo en el agrio olor del clima descubierto, aún vestido de gris y sonidos amargos, y una cimera triste de abandonada espuma.
Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única, lunar, solar, ardiente y frío, repentino, dormido en la garganta de las afortundas islas blancas y duclces como caderas frescas.
Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos locamente cargado de eléctricas gestiones, de modo heroico dividido en sueños y embriagoras rosa practicándose en mí.
Agua arriba, en medio de las olas externas, tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos como un pez infinitamente pegado a mi alma rápido y lento en la energía subceleste.
PABLO NERUDA ( 1904 - 1973 )
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